Nayib Bukele ha dado un golpe mortal a la democracia del Salvador, debido a que anunció que tiene la intención de postularse para ser reelegido a la presidencia del país, pese a que la constitución prohíbe esto expresamente.
La decisión profundiza en el declive de la democracia del país bajo un presidente cuya aspiración es la de abstenerse en el poder hasta el 2029, y cuya popularidad últimamente se ha visto mermada por el quebranto de las instituciones del país.
Bukele llegó por todo lo alto a la presidencia
El momento de la llegada de este presidente al mandato fue recibida con mucho optimismo, pues parecía que el mandatario de 41 años quería promover la modernización de El Salvador.
Él se lanzó una cruzada en contra de las pandillas, las cuales redujo considerablemente la violencia y se dirigió a una suerte gurú al invertir y hacer uso de criptomonedas. Pero a medida que pasa el tiempo ha aplicado un manual de cacique, donde ataca a la constitución, desprecia a la oposición y continúa con la invención de enemigos extranjeros.
Bukele tiene ansias de poder
Este hombre ha dado clara señales que lo único que le interesa y le mueve son sus ansias de poder, demostrando esto en el año 2020 cuando se presentó al congreso rodeado de militares con la finalidad de obligar a los diputados a aprobar su presupuesto de seguridad.
Después volvió a demostrar su poder cuando se aprovechó de la mayor parte del congreso para impulsar una reforma en la que se permitía cambiar a los jueces del Constitucional, cesar al fiscal general y expulsar a diversos magistrados.
Todo esto resulto ser más que pasos para llegar al punto donde nadie ni nada va a frenar su intención de mantenerse en el poder.
El Salvador es el país con mas presos en América Latina
La decisión de Bukele de reelección se da en un contexto de estado de excepción, un marco legal que lo que hace es darle más poder al presidente con la excusa de perseguir a las pandillas.
Las autoridades salvadoreñas han detenido a miles de personas, algunas con el único delito de estar tatuados o no mirar bien a un policía, llevando al país a convertirse en el más pequeño y el que más presos tiene de toda América Latina.
Desde la presidencia se alimenta la persecución a los periodistas, los jueces, los defensores de los derechos humanos, payándose Bukele en el ejército, la policía y la mayoría parlamentaria que apoya sus decisiones.
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