La medición del tiempo ha venido siendo una inquietud constante a lo largo de la historia, prácticamente desde el Egipto de hace cuatro mil años. Y es que, el control de esta magnitud física ha permitido al hombre ubicar adecuadamente la secuencia de los sucesos, además de anticiparse al clima para los cultivos o las cuatro estaciones.
Si nuestra intención pasa por seleccionar apresuradamente algunos de los mejores relojes de pulsera que se han diseñado, seguramente las marcas suizas ocupen muchos de los primeros puestos. Fue Patek Philippe quien en la segunda mitad del siglo XIX creó el reloj de pulsera, un acontecimiento que marcaría el rumbo del país en este sentido.
El país suizo ha conseguido engrandecer la historia de la relojería gracias a hechos de gran envergadura, como el de ser los primeros en llevar un reloj a la luna o en lanzar otro desde la estratosfera. De acuerdo, pero esto no significa que los suizos sean exclusivamente quienes creen relojes de primer nivel ni que sean los únicos en construir la historia del reloj. De hecho, ésta no puede entenderse sin marcas como Seiko, de origen japonés.
Seiko es fundamental en todo este trayecto, ya que los hitos que han venido logrando sus tres generaciones a lo largo de los años ha sido determinante en términos de exactitud e innovación desde 1881. La aparición de Seiko trajo consigo una revolución que consiguió minimizar la importancia de la relojería europea, acostumbrada hasta ese momento a liderar el sector sin competencia alguna.
A continuación mostramos algunos de los acontecimientos más significativos que la firma nipona ha logrado cosechar para afianzarse en los primeros puestos de un podio relojero muy cotizado.
La llegada del cuarzo
En 1969 Seiko conseguía mediante la implantación del cuarzo en sus relojes una precisión jamás vista hasta ese momento. El reloj Astron representaba esta innovación, y se introdujo en el mercado a precios asequibles para el grueso de los mortales. Esto trajo consigo una revolución en el sector que hizo debilitar el prestigio de las grandes marcas de ese tiempo, sumiendo a muchas de ellas en grandes crisis económicas de las que tardarían en recuperarse.
Tecnología Kinetic
Tras la implantación del cuarzo, los expertos de Seiko trajeron en los años ochenta la tecnología Kinetic, que iba suponer otro acontecimiento destacable en el mundo de la relojería. Se trataba de aprovechar la energía cinética para lograr energía eléctrica y acumularla en una batería. Desaparecía así la pila y se creaba un híbrido entre el cuarzo y el reloj automático.
Grand Seiko
Grand Seiko fue hasta 1975 el modelo más fastuoso y de mayor calidad y precisión de la firma japonesa. En ese año pasaría a extinguirse, pero se relanzó en 1998 con mejores calibres automáticos, lo que daba pie a una exactitud que superaba una vez más a toda la relojería suiza. Otro hito que seguiría marcando la dirección a seguir al resto de compañías.
Spring Drive
Spring Drive es otra de las tecnologías que ha supuesto a Seiko ir con ventaja con respecto a sus competidores. Se trata de algo muy exclusivo que tuvo lugar en 1999. El movimiento consistía en producir energía, pero conjugándola con un sistema electrónico que facilitaba la obtención de una precisión inigualable hasta ese momento. A este motor innovador se le fueron sumando con el paso del tiempo nuevos elementos de igual importancia, como el cronógrafo o el GMT.
Exactitud astronómica
Ya casi en el año 2013, Seiko volvía a hacer de las suyas en el aspecto tecnológico gracias a la aparición del Seiko Astron GPS, un reloj que incorporaba una capacidad asombrosa de precisión: un segundo de retraso cada cien mil años, algo inaudito hasta ese instante.