En el desarrollo de nuestros hijos es fundamental que se tenga un desarrollo físico y mental adecuado, pero también un correcto funcionamiento social.
A veces, nos preocupamos demasiado por los dos primeros y quizás dejamos más de lado al tercero, dado que puede parecer que el desarrollo social se va desarrollando sobre la marcha.
No obstante, aunque si bien es cierto que son nuestros propios hijos los que deben aprender a relacionarse con los demás, somos nosotros los padres los que servimos de ejemplo y nos convertimos en sus guías sobre el proceso de aprendizaje, incluido en el aprendizaje social.
Pero… ¿en qué consiste ese aprendizaje social? Hoy Contamos con Alejandro Vera, psicólogo experto en GrullapsicologÃaynutrición.com
Consiste en aprender unas habilidades sociales apropiadas para desarrollar una conducta asertiva adecuada en los diferentes ámbitos de la vida.
Entendemos las habilidades sociales como aquellas conductas, pensamientos o emociones que nos permiten mantener relaciones interpersonales satisfactorias, conseguir nuestros objetivos logrando el máximo beneficio tanto para nosotros mismos como para los demás sin que nadie nos lo impida así como mantener una autoestima y confianza en nosotros mismos elevada.
Ser habilidosos socialmente, nos permitirá ser personas más asertivas, o lo que es lo mismo, poder y saber expresar nuestras opiniones, necesidades, preferencias o deseos respetando mis derechos y los de los demás, sin quedar por encima ni por debajo de nadie.
Ser personas asertivas nos permite llevar a cabo conductas que, en algunas ocasiones, nos pueden resultar dificultosas de efectuar, de manera exitosa, cómo por ejemplo: mantener conversaciones con personas desconocidas, hacer o rechazar peticiones, hacer o recibir elogios, solucionar conflictos interpersonales, etc.
Todo este tipo de conductas y situaciones se nos presentan desde la infancia, por lo que es esencial que nuestros hijos aprendan desde muy pequeños la manera más adecuada de comportarse en estas situaciones, es decir, de comportarse de manera asertiva.
¿Qué es la asertividad?
La asertividad sería entonces el equilibrio entre una actitud pasiva y agresiva: aquellos niños/as que se comportan de manera pasiva son aquellos que no enfrentan ciertas situaciones por miedo o simplemente por no saber cómo actuar, como por ejemplo, cuando algún compañero de clase su burla o cuando no es capaz de expresar su opinión sin que otras personas la expresen primero; por el contrario, los niños con una actitud agresiva saben defenderse pero lo hacen de manera dominante y violenta, sin tener en cuenta las emociones y sentimientos de los demás ni las consecuencias de sus acciones, como por ejemplo, cuando exigen algo mediante berrinches o gritos.
¿Dónde se desarrolla la asertividad?
La asertividad, como las habilidades sociales en general, se desarrolla desde la infancia más temprana en todos los ámbitos sobre los que nos desenvolvemos.
En primer lugar, la familia es, por lo general, la que nos va a proveer de nuestras primeras habilidades sociales, como por ejemplo saber escuchar, o valores como la obediencia, la paciencia, la comunicación o el perdón, habilidades que pondremos en práctica más adelante en la escuela y que nos servirán, por ejemplo, para aprender la manera en la que debemos comportarnos en clase o cómo debemos actuar con el profesor.
En segundo lugar, la escuela nos permite aprender a relacionarnos con personas que no son de nuestra familia así como desarrollar la motivación de logro (como aprobar los exámenes) y nos enseña valores como el del respeto por los demás y por nosotros mismos, el valor de la igualdad, la responsabilidad o la cooperación. Todo ello, tanto lo que aprendamos con nuestra familia como en la escuela o con las amistades, nos permitirá formarnos una imagen sobre nosotros mismos, ir aprendiendo cuáles son nuestras cualidades y nuestros defectos y conformará nuestra autoestima.
Por eso, es tan importante el adecuado desarrollo de la asertividad, la cual, además, hará que tengamos un mejor ajuste en la edad adulta, por ejemplo, en nuestras relaciones (amistades y parejas) o en el ámbito laboral.
En definitiva, los niños/as aprenden las habilidades sociales a partir de lo que observan en sus mayores o iguales, por lo que las conductas y actitudes que adoptemos, repercutirán sobre ellos e incluso las imitarán.
Como se ha comentado al inicio, no podemos dotarles de unas adecuadas habilidades sociales y por tanto de asertividad como tal, es algo que ellos/as mismos/as deben ir configurando, pero sí que podemos servir de guías en ese proceso de configuración.
¿Cómo puedo hacer que mi hijo/a sea más asertivo/a?
Estas son algunas pautas que pueden resultar útiles para el fomento de una conducta asertiva en nuestros hijos:
- Fomenta en tus hijos una buena autoestima. Refuerza todas aquellas conductas positivas que realice y elógialos de manera realista. Debe empezar a ser consciente de las cualidades y defectos de los que dispone, para que se hagan una imagen adecuada de sí mismos
- Enséñales valores básicos como la tolerancia, el respeto, la igualdad o la responsabilidad. Ello sentará las bases de unas adecuadas relaciones interpersonales. No sólo deben aprender a valorarse a ellos/as mismos/as, sino también a los demás. Deben comprender que nos son perfectos, pero que tampoco lo son los demás.
- Enséñales a escuchar.Para ello empieza por escucharles en aquello que te tengan que contar. Quizás sea bueno preguntarles qué tal les ha ido el día o comentar con ellos películas o programas de televisión adecuados para su edad. Es probable que si se sienten escuchados, tenderán a escuchar a los demás. Además, de este modo, harán un mejor desarrollo de la empatía, aspecto clave de la asertividad y la relación con tus hijos será más cercana y cálida.
- Actúa de la forma en la que quieres que aprendan.Recuerda que eres su principal modelo. Predica con el ejemplo llevando a cabo aquellas conductas que quieres que aprendan.
- Enséñales a responder de manera asertiva ante las situaciones sociales, así como a resolver problemas y saber encajar las críticas.
- Proporciona a tus hijos un ambiente socialen el que se propicien mucho las relaciones sociales. Con cuanta más gente tenga la oportunidad de relacionarse, más aprenderá a relacionarse con las personas.
- Permite que cometan erroresy transmíteles que es parte del aprendizaje y que deben cometerlos para mejorar en el futuro. Evita en la medida de lo posible los castigos, y en el caso de que debas imponer un castigo, trata de que tu hijo/a comprenda por qué lo has castigado y en qué va a consistir el castigo.
- Puede ser útil que realicen actividades solos, sin la presencia de los padres, como excursiones o alguna actividad extraescolar. Ello les permitirá poner en práctica sus habilidades sin la supervisión continua de los padres.
- En el caso de que experimenten alguna situación de rechazo, es conveniente explicarles la situación, analizando por qué ha ocurrido de una manera realista, evitando que se formen ideas erróneas acerca de las situaciones. No obstante, recuerda que, aunque no queremos que sufran, muchas veces deben pasar por este tipo de situaciones y no podremos evitarlo, así que podremos ser sus guías, pero son ellos los que deben hacer su camino.
En definitiva, un niño/a asertivo es aquel que percibe el mundo que le rodea como seguro, en el que puede abrir su mente y actuar conforme lo que piensa y siente, sin sentirse inferior ni superior a los demás, y además entiende ese mundo como un lugar repleto de valores como el respeto, la tolerancia o la cooperación los cuales resultan básicos para una convivencia pacífica y satisfactoria.