La industria de las salas de cine comienza a salir de una larga travesía por el desierto. La crisis sanitaria mundial que ya va remitiendo asestó en su apogeo un gran golpe a los propietarios de las salas. Las restricciones sanitarias decretaron cierres y limitaciones de aforo que se saldaron con pérdidas multimillonarias.
Superada ya prácticamente esta coyuntura desfavorable, ¿cuál es el futuro de las salas de cine? ¿Están abocadas a la desaparición? Sigue leyendo para hallar las respuestas a estas preguntas.
Una industria que trata de sobreponerse a la pandemia
Como ya hemos dicho, las salas de cine se resintieron mucho por culpa de la pandemia. Incluso los grandes gigantes sufrieron pérdidas, como AMC bolsa, que sufrió caídas grandísimas como se puede ver en el gráfico de barras —aunque ya ha habido una cierta recuperación. Hay quien ve incluso en todo esto una oportunidad de especulación interesante tanto yendo largos (comprar) como cortos (vender) sobre las acciones de AMC.
Actualmente, las cifras de asistencia a las salas de cine han mejorado significativamente, pero parece que estas han perdido a una parte considerable de su público: el de las personas de mediana edad en adelante. Todavía existe cierta aprensión al ocio en espacios cerrados en esta franja de edad y el levantamiento de las restricciones no se está traduciendo de inmediato en un regreso a las cifras de asistencia previas a la pandemia. Además, la tendencia de asistencia a las salas de cine antes de la pandemia ya era decreciente.
La amenaza de la hegemonía de internet
Internet se ha vuelto omnipresente en nuestras vidas. Y las grandes empresas del ocio lo saben. Por ello empresas tecnológicas como Netflix o Amazon apuestan por ofrecer servicios de streaming de contenidos de alta calidad. Y así les quitan espectadores a las salas: a cambio de una módica tarifa mensual, los usuarios de estas plataformas disfrutan de vastos catálogos de películas de gran calidad. Los precios del cine no pueden competir en este sentido y sus números de entradas vendidas se resienten inevitablemente.
¿Hacia una modernización de las salas?
A tenor de todo lo expuesto en los párrafos anteriores, surge la cuestión de si una modernización de las salas podría salvar la complicada situación que amenaza con el fin de una industria que tanto ha hecho disfrutar a generaciones de cinéfilos.
Lo cierto es que ya hay propuestas interesantes para hacer más atractiva la idea de ir a una sala de cine y abonar los precios de las entradas. Destacan, por ejemplo, los planes de apostar por una experiencia multisensorial, en la que la acción de la pantalla se vea complementada por olores, vibraciones, temperaturas, etc. Una experiencia imposible de replicar en el hogar. Valencia es ciudad pionera con su cine multisensorial. Está por ver si esta idea, que requiere inversiones significativas, logrará extenderse a todas las salas existentes.
Llegados al final, es buen momento para volver a replantear la pregunta con la que abríamos el artículo: ¿están las salas de cine abocadas a la desaparición? Parece que la respuesta es no, a pesar de que viven tiempos difíciles. Por una parte, han sobrevivido a una pandemia, lo que ya es signo de gran resiliencia. Y, por otra parte, el surgimiento de avances como las salas con experiencias multisensoriales permite que las salas ofrezcan experiencias imposibles de reflejar en nuestras casas.