Propiedades y beneficios
Muchos son los beneficios y las propiedades a las que nos podemos referir cuando hablamos de la fruta deshidratada. Sin ir más lejos, por ejemplo los arándanos deshidratados suponen un gran manantial de vitaminas y nutrientes entre los que podemos destacar el magnesio, hierro, fósforo, potasio y las vitaminas C, D y E. Estos micronutrientes están entre 2 y 5 veces más presentes y concentrados que en la fruta fresca. Además, como la mayoría de los frutos rojos, contienen propiedades antioxidantes que nos ayudan a combatir el envejecimiento de nuestras células. Lo que nos ayuda a mantener una apariencia mucho más juvenil por dentro y por fuera de nuestro organismo.
Lo que es seguro de la fruta deshidratada es que nos ayuda a llevar con buen ritmo el día a día, ya que nos aporta mucha energía vital, por lo que es un alimento altamente recomendable porque nos repone las fuerzas y además es muy fácil de comer cuando no tenemos mucho tiempo. A la hora de su digestión, hay que mencionar que tienen una media de 11 gramos más de fibra por producto que la fruta tradicional, lo que la convierte en una alternativa muy útil si no conseguimos ir al baño con frecuencia. Contienen una concentración amplia de azúcares simples, pero gracias al alto contenido en fibra que hemos mencionado, sumado al sorbitol y a la fructosa, suponen un alimento apto para los diabéticos.
Si por ejemplo tienes bajo niveles de hierro, el consumo de fruta deshidratada, como por ejemplo el albaricoque, ayudará a contrarrestar los efectos de la anemia.
Una alternativa muy saludable
La fruta deshidratada es altamente saciante, por lo que es el perfecto sustituto al snack insalubre con el que solemos picar entre comidas, como pueden chuches, patatas fritas o galletas. Sobre todo son muy positivos para recuperar los nutrientes que hemos perdido después de una sesión de entrenamiento. Así nos abastecemos de toda la energía que necesitamos sin coger los kilos de más que obtendríamos con los snacks más tradicionales.
¿Cómo se deshidratan los arándanos?
Hemos hablado de sus nutrientes y de sus propiedades, pero ¿cómo se deshidratan los arándanos por ejemplo?
La realidad es que no es tan difícil como nos lo podemos imaginar. Así que vamos a dar una serie de indicaciones para prepararlo:
1- Cocina los arándanos: llena un recipiente grande con agua y cuando esté hirviendo la debemos retirar del fuego. Previamente habremos lavado los arándanos y los habremos pasado por un colador; después los introducimos en el agua para que se cocinen.
2- Escúrrelos: una vez cocidos, debes aprender a identificar cuando la piel de éstos se pone rugosa. Ahí es cuando tienes que retirarlos del agua.
3- Al horno: precalienta a unos 90 grados y mientras esperas a que se caliente, preparamos una bandeja cubierta con un papel absorbente para que succione cualquier resquicio de humedad que quede en los arándanos.
4- Prepara otra bandeja: cuando los arándanos estén bien secos, hay que cubrir la bandeja nueva con papel vegetal y otro tipo de absorbente. Si quisiéramos endulzarlas un poco con stevia o algún edulcorante, éste sería el instante para hacerlo.
5- Baja la temperatura: reduce la temperatura del horno hasta los 65 grados y una vez que deposites los arándanos en el horno, el ritual para que se deshidraten al completo puede tardar entre 6 y 10 horas.