El lipedema es una enfermedad asociada al tejido graso que se caracteriza por un acúmulo anormal de grasa patológica en brazos y piernas. Afecta casi exclusivamente a mujeres, pudiendo ser en muchas ocasiones más evidente que en otras; y es que, aunque está asociada a factores como la obesidad y el sobrepeso, no siempre es así.
Diferentes grados de lipedema
Es importante saber que existen diferentes grados en función de la magnitud de esta enfermedad:
Grado I: en este grado nos encontramos con una piel regular y blanda. Es posible palpar, no obstante, diminutos nódulos de grasa en ella.
Grado II: en este grado, la superficie comienza a ser irregular y tiende también a estar más dura. Esto se explica por el aumento en la formación de esos nódulos.
Grado III: en este último grado, nos encontramos con una piel completamente deformada debido al exceso de ese tejido adiposo. Hay muchos más nódulos y, además, los encontramos con diferentes tamaños y repartidos en diversas zonas además de brazos y piernas, como caderas y tobillos.
¿Cuáles son los síntomas del lipedema?
Es importante conocer los síntomas de esta enfermedad. El aumento de volumen en ciertas zonas puede ser evidente, pero en los primeros grados quizá no tanto. Así, hay una serie de síntomas bastante variados que pueden ir intensificándose con el tiempo:
Hinchazón o tumefacción: es común sentir pesadez y presión en las piernas de forma continuada. Esta presión no disminuye levantando las piernas o con los masajes localizados en estas partes del cuerpo.
Telangiectasias: conocidas como arañas vasculares, se presentan en la superficie de la piel como señales rojas, púrpuras o bien azules. Se debe a la dilatación de los pequeños capilares de estas zonas.
Nódulos grasos: se presenta también tejido subcutáneo duro. Esto es debido a que los nódulos grasos se van acumulando en zonas como piernas y brazos.
Aumento de volumen: aunque el lipedema puede aparecer en diversas partes, en el 97% de los casos se concentra en los miembros inferiores que aumentan gradualmente de volumen. Suele ser un aumento bilateral y bastante simétrico en ambas extremidades.
Disminución de la elasticidad: en ocasiones, el tejido puede verse muy rígido. Hay veces que el paciente puede incluso presentar problemas para doblar rodillas o tobillos.
Dolor: es uno de los síntomas más extendidos. Suele aparecer molestias en las zonas afectadas que irán aumentando con el tiempo.
Cambios tróficos: se presentan hiperpigmentación y dermatoesclerosis en los estadios más avanzados de la enfermedad.
Tratamiento del lipedema
Es importante dejar claro que el tratamiento de esta enfermedad no es sencillo. Hay opciones quirúrgicas que pueden funcionar, pero por sí solas no remiten totalmente el problema.
Lo ideal es, siempre, ver a un especialista para poder encontrar el mejor tratamiento. Además, aunque la dieta no es un tratamiento curativo para esta afección, llevar una dieta antiinflamatoria, baja en hidratos y normoproteica, puede ser muy beneficiosa. En este punto, la dieta cetogénica puede ser de bastante apoyo, pues además de ayudar a disminuir el peso, puede reducir los dolores y la inflamación del tejido.