Cada vez es más común ver a niños y mayores con ortodoncias para mejorar su salud dental, bien sea por soluciones de problemas funcionales como los de mordida, o para mejorar la estética en piezas dentales mal colocadas.
Utilizar ortodoncias cada vez se democratiza más y ya no es inusual ver a muchos niños y adultos con los llamados “aparatos” en los dientes. Pero el mundo de la salud bucodental y de las ortodoncias ha avanzado mucho en los últimos años y ahora existen distintas soluciones para el mismo problema. Elegir una u otra dependerá de los gustos y necesidades del paciente, pero también, y sobre todo, de las indicaciones del odontólogo y de los especialistas en ortodoncias.
Los tipos de brackets que hay en la actualidad permiten conseguir, tras algo de tiempo por parte del paciente y un riguroso trabajo de revisión y mantenimiento por parte de los especialistas, una dentadura perfecta a cualquier edad. Estos serían los tipos de Bracket más usuales: los metálicos o convencionales, los autoligados y los brackets estéticos. Pero veamos uno a uno cómo son y sus diferencias más sustanciales.
Bracket metálico o convencional
La eficacia de este bracket es algo mayor que la de cualquier otro tipo, aunque es muy sutil. Es el tipo de ortodoncia más recomendada para niños y adolescentes y en casos graves. Este aparato de ortodoncia aporta unos excelentes resultados en el paciente y son revisados por el especialista cada cuatro o cinco semanas. En esta modalidad los brackets van unidos al arco a través de unas gomillas o ligaduras que sirven para hacer fuerza de manera muy ligera. Esta fuerza sutil pero continuada hará que con el tiempo se vayan moviendo las piezas dentales para colocarlas donde debían estar.
Bracket autoligado
Esta técnica de ortodoncia consta de un aparato que dispone de una mini compuerta destinada a atrapar a un fino alambre de acero de alta calidad. No hay que hacer ligaduras y al cerrar la compuerta el alambre que está rodeando al arco dental se queda atrapado por el bracket, y éste, a su vez, unido al diente.
Este tipo de ortodoncia ayuda a realizar los movimientos de las piezas dentales de manera más rápida y además, retienen menos comida y placa bacteriana en la cavidad bucal. Esto es gracias a que no son necesarias las gomillas de la ortodoncia clásica. Otro factor importante es que generan menos rozaduras y llagas en las zonas blandas de los pacientes, por lo que son muy cómodos para llevar.
Bracket estético
Estos aparatos van un paso más allá y son prácticamente invisibles para los demás. Se trata de aparatos fijados a los dientes a través de cemento dental y que están diseñados para que el material de los mismos sea imperceptible, o casi. Son aparatos fijos, igual que los anteriores y su objetivo, igualmente, es alinear las piezas dentales y tener una sonrisa más bella. Se subdividen en tres tipos: cerámicos, zafiro y autoligados estéticos.
Brackets cerámicos
Los brackets cerámicos están realizados en un material (porcelana) cuyo color es similar al del esmalte dental del diente del paciente. Cada tonalidad se adapta a unos tonos determinados, de forma que los resultados al colocarlos sean realmente estéticos. Por el contrario, resisten peor la fuerza ejercida durante la masticación.
Brackets de zafiro
Los brackets de zafiro son prácticamente igual de resistentes que los de cerámica, pero con la salvedad de que son absolutamente transparentes. Son verdaderamente estéticos. Por otra parte, son casi tan fuertes como la ortodoncia metálica. No se manchan y al ser tan transparentes favorecen la estética de la sonrisa mientras se llevan puestos.
Brackets autoligables estéticos
Finalmente, los brackets autoligables estéticos no necesitan de ligaduras ni de elementos extras para unir alambre y bracket. Su funcionamiento es igual que los autoligables, pero con la salvedad de que los aparatos son transparentes.