Los perros se caracterizan por ser animales bastante dóciles y obedientes, pero a pesar de ello, algunos canes pueden mostrar conductas o comportamientos que aunque parezcan normales, pueden llegar a afectar de manera considerable, no solo a la armonía y al equilibrio en el hogar donde residen, sino también en la forma de relacionarse, y su interacción con otros animales y personas.
En este sentido, es bueno saber porque es importante la educación o el adiestramiento canino, debido a que por medio de esto se podrá trabajar con el perro desde sus primeros meses, pues siendo un cachorro será más fácil enseñarle los hábitos necesarios para una buena convivencia, tales como la higiene, que no haga destrozos, conocer cómo puede socializar, e incluso que aprenda algunas órdenes básicas o avanzadas.
Pero además de ello, los adiestradores también tienen la capacidad y las nociones para educar a perros de edad adulta, pues aunque estos hayan adquirido malas costumbres, pueden ser corregidas y aprender a ser unos caninos ejemplares. Partiendo de ello, hablaremos sobre las 3 conductas de los perros que se pueden resolver con la ayuda de la educación canina.
Miedo
El miedo aparece como una respuesta adaptativa natural en los perros, que les permite reaccionar ante situaciones de peligro o amenaza. Sin embargo, existen situaciones fuertes que pueden crear un trauma, e incluso, derivar en una fobia que no solo afectará a la calidad de vida del perro, sino también a la de sus dueños.
En estos casos, los educadores caninos, lo primero que hacen es analizar las causas que provocan el miedo a los perros, las cuales pueden ser las siguientes:
- Por genética.
- Deficiencias en la socialización.
- Experiencias traumáticas.
En cualquiera de ellas, ante ruidos fuertes, personas, otros perros o estímulos desconocidos, por ejemplo, el perro suele mostrar algunas señales que evidencian su miedo, tales como:
- Orejas hacia atrás.
- Cola entre las patas.
- Temblores.
- Postura encogida.
- Intento de huir.
- Esconderse.
Pero las reacciones también pueden ser un poco más extremas, pues el perro puede sufrir taquicardias, parálisis, micciones y defecaciones descontroladas, agresividad, etc. Por fortuna, esto se puede solucionar con paciencia, amor y constancia, ayudando a la mascota con rutinas de trabajo que le permitan afrontar sus miedos para superarlos.
Ansiedad
Muchos no lo saben, pero los perros pueden sufrir ansiedad igualmente. En este sentido, es necesario saber qué es la ansiedad canina, causas y efectos. Entonces, esto se define como el resultado de una sospecha o deseo que falla, para lo que el perro no tiene la capacidad intelectual y emocional para controlar dicha situación.
Las causas que provocan los ataques de ansiedad, identifican también el tipo que el perro puede padecer, las cuales pueden ser las siguientes:
- Aburrimiento.
- Separación de sus dueños.
- Interacción con otros perros.
- Relación con otras personas.
Los efectos de este trastorno pueden ser realmente problemáticos, ya que en los dos primeros casos, el perro suele actuar descontroladamente, destrozando objetos, ladrando sin cesar, llorando, orinando o defecando en sitios indebidos; mientras que los otros interfieren más en la socialización del animal. Todo ello se puede corregir, con educación y trabajo progresivo con el perro.
Tira de la correo durante los paseos
Los motivos que llevan a un perro a tirar de la correa pueden ser varios. Pero lo importante, es aprender cómo corregirlos, siguiendo unos consejos para que el perro no tire de la correa, para así evitar que los paseos sean una pesadilla, y que más bien se conviertan en el momento preferido, tanto de los perros como de los dueños.
De este modo, se pueden llevar a cabo las siguientes acciones:
- Identificar la causa que hace que el perro tire de la correa.
- Determinar su estado emocional: ansiedad, miedo, etc.
- Controlar en lo posible la situación que genera la alteración.
- No reforzar la conducta y distraer al perro.
- Elegir accesorios que ayuden a controlar mejor a la mascota.
Finalmente, es recomendable evaluar si se están cubriendo adecuadamente todas las necesidades del perro, especialmente las del ámbito social, ya que esto puede servir para mitigar la excitación del animal en los paseos.