En la decoración hay algo más profundo que crear espacios bonitos. Los muebles, los objetos decorativos y su distribución, aunado al color de las paredes y las cortinas, pueden influir en el funcionamiento del cerebro y en el estado de ánimo de los que viven en la casa. Toda la composición del diseño puede inducir sentimientos de confort, seguridad y protección. Pero, si no son los adecuados también pueden causar agobio, cansancio y no invitar a la relajación.
Esto no es algo banal que afirman los diseñadores para ganarse los proyectos y hacer dinero. Una investigación llevada a cabo en 2013, por la Academia de Neurociencia para la Arquitectura (ANFA) que tiene su sede en San Diego en la Universidad de California, estableció que el tipo de muebles, los cuadros, los adornos y su distribución en una habitación (sea el hogar o trabajo) puede afectar al cerebro, el descanso y la productividad de los empleados.
De allí la importancia del menaje del hogar. A continuación, exponemos algunos efectos y consejos para decorar los entornos en los que se pasa el tiempo a diario. Esto incluye el hogar, pero también los sitios de trabajo.
Objetos emotivos
Gracias a la psicología que ha explicado la teoría del color y cómo la decoración y distribución de los elementos en un espacio físico determinado pueden influir en el estado de ánimo, se sabe que tener cerca objetos emotivos como fotos de seres queridos, muebles de la abuela o los trofeos del fútbol de los niños inspiran o sirven como recordatorios felices a las personas. Esto puede mejorar la sensación de bienestar.
Es por esto que los artículos de decoración deben elegirse con cuidado y deben responder a los gustos de cada quien. Si bien es cierto que existen generalidades en torno a cómo debe ser una decoración confortable, también lo es el hecho de que algo que resulte atractivo y emotivo para alguien, para otra persona puede que no lo sea.
Esto es así porque el entorno afecta tanto a la forma en que se producen los pensamientos como a la manera en que se fabrican las hormonas y los neurotransmisores.
La implicación es que los objetos de la casa o la oficina pueden mejorar de numerosas maneras debido a la estrecha comunicación entre el cerebro y el entorno.
Por eso la casa de cada persona dice mucho de sí misma o del grupo familiar y en los trabajos, muchos jefes han empezado a permitir tener fotos familiares en los escritorios o algunos adornos que tienen determinado significado para ese trabajador en particular.
Energía y productividad
Según las investigaciones de la Universidad de California, un entorno estimulante favorece la formación de nuevas conexiones cerebrales.
La decoración con imágenes u objetos que sean atractivos a la vista y que permiten el relax y la personalidad de un espacio determinado mantienen el cerebro flexible y fresco.
Esto, a su vez, se traduce en energía y productividad. Llegar a casa y ver un espacio abarrotado, sucio, desordenado o con muebles rotos o en mal estado, evitará que se desee hacer cosas como cocinar, limpiar o descansar.
Por eso se recomienda que cada temporada, se intenten sustituir algunos muebles o añadir nuevos accesorios como cojines, ropa de cama, cuadros o adornos para hacer el espacio acorde a la personalidad de quien lo habita.
Abrir la puerta a la naturaleza
El bienestar aumenta al incorporar elementos naturales como plantas y flores en el hogar y en los sitios de trabajo.
Se ha demostrado que tener una pequeña maceta estética con plantas o un florero con arreglos disminuye el estrés y favorece el aprendizaje, la productividad y la concentración.
Incluso se reduce el tiempo de convalecencia en caso de enfermedad. La clave para preservar la salud y el equilibrio es estar cerca de la vegetación.
Manejar la iluminación y la ventilación
Los espacios bien iluminados y ventilados, además de acumular menos bacterias, son reconfortantes. Pero, a la hora de dormir, es bueno contar con cortinas que eviten el paso de la luz para un mejor descanso. Cada habitación debe contar con la iluminación acorde a su uso.