La tabla periódica es una fuente vital de información sobre los elementos existentes en el mundo, que fue creada por el científico ruso Dimitri Mendeléyev en 1869, con 63 cartas, una para cada elemento conocido hasta la fecha.
Desde entonces fue evolucionando hasta llegar a la tabla moderna que el premio Nobel de Química, Alfred Werner, integró en 1905 con los elementos que hoy se conocen, y que en 1913, el químico Henry Moseley completó, al determinar el número atómico de cada uno.
En la actualidad, 118 elementos integran la tabla periódica, de los que 94 se consiguen en la naturaleza, y el resto han sido creados por el hombre y agregados a la tabla, la cual se organiza de forma sistemática en filas y columnas, con cada elemento ordenado por su número atómico, configuración de electrones y por sus propiedades químicas.
En la tabla se mencionan los factores fundamentales de cada elemento: nombre, masa atómica, símbolo, número atómico, energía de ionización, estados de oxidación, electronegatividad y configuración electrónica. Con esa información se pueden determinar fácilmente sus características y su utilidad.
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¿Para qué sirve la tabla periódica?
Gracias a esta tabla se pueden hacer análisis importantes que ayudan a comprender mejor el comportamiento de los elementos químicos y cómo se pueden aplicar en beneficio del hombre.
Por ejemplo, si se quiere saber cómo funciona el bromo, para utilizarlo en algún compuesto químico, solo hay que recurrir a la tabla periódica y revisar sus características, lo cual puede ayudar a predecir su comportamiento.
El bromo, por cierto, es utilizado como sedante en la medicina, como emulsión en la fotografía y en la producción de derivados del petróleo. También se usa en la elaboración de fluidos hidráulicos para algunas maquinarias de trabajo.
En la tabla periódica, este elemento está registrado con el número 35, perteneciente al grupo de los halogenuros. Es un líquido denso, de color rojo, muy volátil, con una reactividad química alta, y es el único fluido no metálico con temperatura y presión estables.
Organización de la tabla periódica
La tabla periódica está organizada en 7 filas, denominadas períodos, y 18 columnas, conocidas como grupos, de modo tal que los que están en el mismo grupo comparten propiedades similares. En ella, cada elemento ocupa un lugar de menor a mayor, de acuerdo a su número atómico.
Si por ejemplo se quiere buscar al mercurio en la tabla, solo hay que buscar en las filas y columnas hasta encontrar que se ubica en el grupo 12, con un peso atómico de 80 y una masa de 200,59. Además se explica que tiene 7 isótopos o variantes.
El mercurio es un metal líquido plateado, ligeramente volátil a temperatura ambiente, inodoro y pesado, que por sus propiedades de reacción ante distintas condiciones es muy utilizado en la industria para la fabricación de termómetros, termostatos, barómetros, trompas de vacío, lámparas y demás productos de uso común.
También se usa como materia prima en la elaboración de amalgamas dentales y como parte del compuesto mercromina, que se utiliza como antiséptico en el tratamiento de pequeños cortes y raspaduras.
La tabla sigue creciendo
Como se mencionó anteriormente, del total de los elementos de la tabla, una parte ha sido creada por el hombre. Y es que mientras que el ingenio humano siga produciendo, en esa misma medida, habrá nuevos elementos que se irán agregando.
Tal es el caso del dubnio, que fue sintetizado por primera vez en marzo de 1970, por Albert Ghiorso en Estados Unidos, aunque dos años antes había sido descubierto por científicos rusos en Dubna, antigua Unión Soviética.
Este elemento sintético tiene una vida efímera de apenas 34 segundos, por lo que realmente no tiene aplicaciones útiles en ninguna área. Solo se producen pequeñas cantidades con fines de investigación y desarrollo científico.
Su número atómico es 105 y su masa atómica es de 262u. Se desconocen otras características, como punto de ebullición o punto de fusión, precisamente por su corta vida, que no permite hacer los análisis correspondientes.