La historia del juego
El origen de las apuestas deportivas seguramente tenga que ver con dos personas hablando del posible resultado de algún enfrentamiento, carrera o habilidad. Uno creería que ganaría una parte, y el otro el contrario; para darle aún más emoción al asunto, se jugarían unas monedas que se llevaría el vencedor del resultado. No es de extrañar que esta práctica se extendiese y terminase por convertirse en una costumbre alrededor del mundo del deporte.
Pero el periodo antiguo correspondiente al origen exacto es en la época de los griegos, ya que éstos fueron los creadores de una gran parte de las modalidades deportivas celebradas en las Olimpiadas que conocemos a día de hoy. Como muchas otras partes de la cultura griega, las apuestas también fueron muy bien acogidas por el posterior Imperio Romano, pero lo fundamental en este aspecto es que la capacidad y extensión del territorio que abarcaban estos últimos, les permitía exportar este tipo de acciones y costumbres a lugares donde jamás antes hubiera sido posible que llegasen. Los dos deportes o eventos de ocio más demandados y más concurridos fueron la lucha de gladiadores y las carreras de caballos.
Todo esto sufrió un gran cambio, y lo que era algo que estaba más que socialmente aceptado, pasó a llevarse a cabo entre bambalinas. Esto ocurrió debido al aumento de poder de la religión durante la etapa medieval en Europa, donde el juego era perseguido como un acto pecaminoso que escondía al mismo demonio. Pero años después, debido a la creciente popularidad de las carreras de caballos en Inglaterra, las clases altas y los aristócratas empezaron a apostar, sobre todo en las carreras de caballos de pura sangre. Las apuestas deportivas volvieron a cobrar gran relevancia y protagonismo, y con el aumento de la influencia del país anglosajón, comenzaron una vez más a ser una tendencia en todo el mundo.
¿Cómo han cambiado las apuestas deportivas?
La realidad es que la evolución de las apuestas deportivas viene dada por el propio crecimiento y aparición de nuevos deportes o el aumento de popularidad de algunos otros. La propia manera en la que se realizaban, evolucionó y cambió, y por supuesto, también se transformaron las formas para apostar.
Y es que en muchas ocasiones en las que jugaban solo dos personas, una de las partes no pagaba a la otra si perdía, y por lo tanto, se tuvo que crear una figura que hiciese de intermediario y que controlase con cierta confianza la resolución de las apuestas. Éste es seguramente el origen más antiguo de lo que, a día de hoy, conocemos como un corredor de apuestas. Al ser más fiables en el pago, se comenzó a popularizar recurrir a éstos, ya que aparte de asegurarse el cobro como ganador, también se ofrecían nuevas cuotas que podían variar. Estos corredores de apuestas colocaron sus puestos dentro de los propios eventos deportivos, formalizando el acto de manera mucho más organizada, permitiendo que el negocio creciese. Con el aumento de las tecnologías y la aparición de la televisión, cada vez fue más posible que todo tipo de personas que no podía acceder al recinto, pudiera realizar este tipo de apuestas.
Todo esto se ha masificado exponencialmente con la llegada de internet. A día de hoy, todas las casas de apuestas basan su negocio en la red, por lo que los usuarios pueden apostar desde su móvil, ordenador o tablet, y cobrar en el acto sus ganancias. Estas actualizaciones han crecido al nivel de que existen cada vez más combinaciones y aspectos sobre los que apostar, aumentando la popularidad de las llamadas apuestas combinadas o apuestas múltiples, con las que con un poco de información, habilidad y suerte, se puede llegar a ganar grandes cantidades de dinero.