Durante la presente crisis las criptomonedas han alcanzado varios hitos históricos; alcanzar la capitalización total del billón de dólares, que bitcoin superase los 30.000, los 40.000, los 50.000 e incluso los 60.000 dólares de precio por unidad, que el mercado superase la capitalización total de los dos billones de dólares, que ethereum (la segunda criptomoneda más valiosa) valga en estos momentos por sí sola más que todo el mercado de las criptomonedas hace poco más de año y medio, que todos los bitcoins por sí solos llegasen a valer más de un billón de dólares (aunque ahora capitalice sobre los 900.000 millones de dólares)…en definitiva, el binomio formado por los años 2020 y 2021 ha supuesto un periodo dulce para estos activos, y todo ello a pesar de los golpes que han recibido por parte de actores tan influyentes como el gobierno chino.
Su desembarco entre los inversores
Si bien es cierto que desde hace tiempo monedas como bitcoin o ethereum se usan en trading online de CFDs, para realizar staking en la exchange con la que se opere y por supuesto se usan también para especular en corto, medio o largo plazo en esas mismas exchanges (bajo su responsabilidad, dado que cualquier forma de invertir en criptomonedas implica riesgos para el capital, los cuales pueden llegar a ser altos), la popularidad alcanzada durante los meses pasados por este tipo de activos digitales descentralizados podría suponer un incremento de su uso por usuarios que hace no demasiados años desconocían lo principal sobre los mismos y por lo tanto no operaban con ellas o aunque sabían con mayor o menor profundidad qué son las criptomonedas, por el momento no se habían acercado a ellas.
El portal Statista, mediante su Statista Global Consumer Survey, realizó una encuesta según la cual en países de África, Sudamérica o Asia las criptomonedas son ampliamente aceptadas, al menos entre aquellos a los que se ha encuestado. En Nigeria el porcentaje de adopción de las criptomonedas superaba el 40 por ciento a pesar de la dura posición en contra por parte del gobierno y que las transacciones bancarias con las mismas están tajantemente prohibidas (no así las transacciones con criptomonedas por otros medios), y en Tailandia la tasa de adopción superaba con holgura el 30 por ciento. Por lo demás en países como Filipinas, Vietnam (país que también prohíbe a sus bancos trabajar con estos activos), Turquía (otro de los países que prohíben a sus entidades bancarias las transacciones con criptomonedas) y Argentina el porcentaje de adopción se mueve entre el 30 y el 20 por ciento de usuarios entre su población, lo que da fe de que a pesar de tener a las autoridades gubernamentales en contra, las criptomonedas pueden seguir gozando de gran popularidad entre la población, sobre todo si la moneda local está sufriendo un proceso de pérdida de valor por culpa de la inflación. Entre los países desarrollados con mayor adopción se encuentran Estados Unidos y España, con un 10 por ciento de adopción entre su población.
Crecimiento exponencial o criptoinvierno, el dilema para el 2022
Aunque las criptomonedas son un mercado que parece el terreno abonado perfecto para el clickbait en forma de titulares o tweets que anuncian espectaculares subidas, dramáticas caídas o promesas veladas de ganancias sin fin, lo cierto es que no se puede prever con total certeza el comportamiento de las criptomonedas aunque sí que existen gráficas y acontecimientos (algunos de los cuales pueden anticiparse si se dispone de un calendario económico) que analizar para poder anticipar lo que va a ocurrir, algo que no sólo hacen traders y otros inversores anónimos, sino que también se hace mucho por influyentes analistas que comparten sus conclusiones a través de las redes sociales.
Más allá de la archiconocida predicción de que bitcoin alcanzará en enero del 2022 los 250.000 dólares, existen previsiones de que ethereum podría superar los 11.000 dólares el próximo año, algo que no sería impensable si finalmente bitcoin multiplica su precio por cinco, lo cual también supondría un catalizador que aumentaría el precio de todo el mercado de las criptomonedas, dado que en pasadas ocasiones se ha demostrado que cuando a bitcoin le va bien, al criptomercado le va bien y viceversa.