En la época decembrina, hay muchas tradiciones que han pasado de generación a generación, adaptándose entre países, religiones y culturas. Los regalos de Navidad pudieran ser una de esas tradiciones que más arraigo tienen en la actualidad, y desde sus orígenes ha sido así.
Si bien la figura de los regalos corporativos responde a una tendencia en la que las empresas aprovechan el fin del año para premiar el esfuerzo, valorar la lealtad y fomentar el trabajo futuro de sus empleados, en la Navidad hacer regalos es algo que data de muchos años atrás.
Para ser precisos, su origen se remonta al apogeo cultural de histórico del Imperio Romano, cuando celebraba la Saturnalia, durante el solsticio de invierno que coincide casi siempre con las fechas en las que hoy se dejan los regalos en el árbol de Navidad; y durante ese festival del solsticio los antiguos romanos acostumbraban a intercambiarse regalos simbólicos con amigos, familiares y trabajadores, desde inciensos o velas, hasta monedas o comida.
La tradición, no sólo sobrevivió 2.000 años, sino que se adaptó a la mayoría de las religiones y culturas, manteniendo incluso las fechas en las que se realizaban los obsequios. En Navidad, dependiendo del país será entre el 6 de diciembre, día de San Nicolás, y principios de enero con los Días de Reyes, las sociedades modernas y sobre todo los países católicos celebran mucho la época de regalos. Algo que se ha extendido a las empresas, y que tiene un impacto positivo considerable sobre los empleados.
¿Por qué las empresas deberían invertir en regalos corporativos?
La época decembrina está relacionada con las posadas navideñas, que son reuniones de fin de año para premiar y felicitar el esfuerzo de los equipos de trabajo, pero también con los regalos corporativos, que cada vez son más comunes.
Los regalos no necesariamente tienen que ser cestas navideñas ostentosas con vinos costosos y jamones ibéricos, sino que pueden ser tan diversos como lo sea el nicho en el que cada empresa opere. Eso da pie a la creatividad, a que no necesariamente se deba gastar tanto dinero, pero que al mismo tiempo se puedan aprovechar todos los beneficios o ese impacto positivo al que se hacía mención:
- Satisfacción laboral: en entornos empresariales, la satisfacción laboral responde muchas veces a factores intrínsecos de los trabajadores. Un trabajador motivado, satisfecho, se sentirá más leal, más productivo y con más creatividad para los fines de la empresa.
- Clima laboral: las organizaciones, mientras más grandes sean, más complejas serán en cuanto a su unificación como una comunidad laboral en la que todos se lleven bien. Sin embargo, a través de los regalos corporativos e incluso las celebraciones para intercambiar regalos entre trabajadores, se permite conocerlos mejor, celebrar sus compromisos como equipo, fomentar las comunicaciones puramente sociales y sin vincular a lo laboral, lo que se traduce en generar un ambiente de colaboración y respeto.
- Refuerzo positivo de la marca: no en vano se le suele denominar a los regalos corporativos como merchandising, aunque no necesariamente tendrían que ver con eso cuando se le otorgan a los empleados. Pero funciona igual, ya que permite reforzar la identidad de la marca, su reputación y su presencia para con el trabajador, pero al mismo tiempo el trabajador se sentirá con más ánimo de compartir su experiencia con la empresa, recomendándola a potenciales clientes o consumidores.
Por todo lo expuesto, es difícil pensar que invertir en regalos corporativos para los trabajadores termine siendo una mala idea. Por el contrario, todas las ventajas asociadas a la motivación del personal, a la satisfacción laboral, al fomento de un mejor clima laboral, puede ayudar a que el periodo laborable inmediatamente siguiente sea mucho más productivo, de mucha más calidad en el trabajo realizado, y todo pasa por hacer sentir queridos e importantes a los empleados.