NUEVA DELHI: El conocido dicho: ‘Las cosas grandes vienen en paquetes pequeños’, no podría ser más cierto en el caso de la nanotecnología. Al involucrar la ingeniería y la manipulación de la materia a nivel atómico y molecular, la nanotecnología tiene una amplia gama de aplicaciones en muchos campos de estudio, como la física y la química. Pero es el último nano termómetro el que realmente indica el potencial de la tecnología.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Montreal en Canadá ha creado el termómetro programable más pequeño del mundo, unas 20.000 veces más pequeño que un cabello humano. Y lo mejor es que el termómetro está hecho de ADN real.
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Debido a la escala extremadamente pequeña de las estructuras de nanotecnología, es imposible monitorear los cambios de temperatura que ocurren dentro de ellas, ya que las herramientas existentes son demasiado grandes para ser efectivas. Y el nano termómetro está diseñado para ser una solución eficaz a este problema.
Según el equipo de investigadores, la idea del termómetro surgió de un descubrimiento de hace 60 años que involucraba el despliegue de moléculas de ADN cuando se calentaban a ciertas temperaturas.
Las proteínas, el ARN y otras biomoléculas también se pliegan y despliegan para informar de las variaciones de temperatura en los organismos vivos. Inspirándose en estos pequeños termómetros naturales, los investigadores de la Universidad de Montreal diseñaron estructuras de ADN capaces de doblarse y desplegarse en puntos de temperatura específicos.
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El nanotermómetro será potencialmente fundamental para resolver una serie de preguntas sin respuesta en ciencia y tecnología, y el equipo ahora está trabajando para refinar aún más el dispositivo e incorporarlo a nuevos dispositivos electrónicos.
Las implicaciones futuras de la nanotecnología son un tema de debate continuo entre científicos e investigadores. Sin embargo, el nanotermómetro basado en ADN muestra claramente el gran potencial sin explotar que tiene esta tecnología. Dispositivos tan pequeños como estos podrían usarse para reparar células, crear estructuras súper fuertes y, por supuesto, mejorar aún más la nanocomputación. En pocas palabras, se puede decir que la nanotecnología tiene el poder de revolucionar todo nuestro mundo.