Al momento de enfermarnos nos aferramos a distintos métodos de cura, bien sea a los vetustos remedios caseros de la abuela, u optamos por el frasco de pastillas o jarabes de esos que no tienen buen sabor por mucha “cereza” que le pongan. Siempre buscamos la manera de que el dolor se vaya, la hinchazón desaparezca o la fiebre se disipe. Pero existirá un eterno debate entre cuál método de cura es el más apropiado, el que menos daño nos hace a nuestro organismo y el más eficaz. Trataremos en este artículo, de encontrar sus pros y sus contras y tratar de separar ambas.
Originalmente desde que el humano es humano la medicina siempre ha existido, pero en sus inicios y sin tener todo los avances tecnológicos de hoy en día, los remedios eran naturales y creados por el mismo hombre. Esto ha pasado de siglos en siglos y todavía hoy por hoy no nos escapamos de usar estos remedios caseros o la llamada medicina artesanal para cuando nos enfermamos. Para muchos, son incontables las ventajas que encontramos usando éstas, comenzando por su costo. Para nadie es un secreto que la medicina que solemos adquirir en farmacias han tomado un valor elevado y esto se debe entre otras cosas, a la gran cantidad de elementos que utilizan para elaborarlas. Con la medicina tradicional no tenemos que gastar mucho, porque la mayoría de estos remedios proviene directamente de las plantas. Desde tés, compresas, hojas tibias para rebajar hinchazón, y jarabes, hemos sido testigo de sus beneficios, aunque estas “ramas” no pasen por un proceso de estudio científico y no sepamos con veracidad sus propiedades más internas, las seguimos usando porque son efectivas.
Por su parte, muchas personas son fieles creyentes y consumidores de la medicina actual, la medicina procesada. Y es que hay que admitir que son bastante efectivas al momento de quitarnos algún dolor, bajarnos la fiebre, eliminar una gripe o virosis, entre otras patologías. Además hay que aceptar que por muy costosas que sean, pasan por un proceso de estudio con muchos médicos y científicos que comparten su conocimiento académico para obtener los mejores resultados. Por esta razón es que la medicina actual genera confianza en la mayoría de las personas y podemos decir que hoy por hoy es la preferida por todos.
Podemos centrarnos que la principal diferencia entre la medicina tradicional y la actual es su costo. Eso es la que las distingue, el poder adquisitivo que pueda tener una familia u otra para adquirir estas medicinas y no depender de los remedios antañosos de la bisabuela. Pero más allá de desprestigiar una u otra, debemos aceptar que los avances medicinales han logrado salvar miles de vidas y eso es de aplaudir. Aunque falta mucho para que se logre encontrar curas para enfermedades como el cáncer y el sida, los científicos siguen trabajando día a día en pro de esto. Encontrar un balance entre ambas sería lo más sensato, porque las dos tipos de medicinas funcionan, dependiendo el caso que lo amerite. En vez de juzgar una u otra, hagamos hincapié en ayudar a personas a aceptarlas, sea cual sea su preferencia. Lo que importa dentro de todo es la salud y todos en algún momento necesitaremos que se nos dé el apoyo para salir de alguna enfermedad por muy ligera o compleja que sea. Estamos diariamente expuestos a enfermarnos y cuidar nuestra vida para poder disfrutarla los más años posibles, bien sea con ramas o pastillas es lo que importa.