LODZ, Polonia – Una organización de seguridad nacida en la Guerra Fría para mantener la paz en Europa finalizó una reunión de alto nivel el viernes sin una resolución final, destacando la crisis existencial que enfrenta en medio de la guerra de Rusia con Ucrania.
La guerra lanzada por un miembro de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa contra otro ha creado obstáculos para el grupo de 57 naciones. Toma decisiones basadas en el consenso de todos los miembros, lo que hizo imposible que la gran mayoría que condenaba la guerra llegara a una resolución final contra la agresión de Rusia.
A lo largo de la reunión de dos días de ministros de Relaciones Exteriores y otros representantes, la primera reunión de alto nivel de la OSCE desde la invasión del 24 de febrero, se planteó la cuestión de cómo puede seguir funcionando sin el consenso de Rusia y su aliado Bielorrusia, quienes dicen que fueron injustamente aislados.
«No tengo ninguna duda de que en los próximos años será extremadamente difícil para esta organización cumplir con su mandato», dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau, en una conferencia de prensa de clausura. Polonia ocupa actualmente la presidencia rotatoria de la organización.
Los problemas que enfrenta la organización son anteriores a la guerra. Rusia ha dificultado durante años las decisiones sobre presupuestos, nombramientos importantes y otros trabajos críticos.
La OSCE, con sede en Viena, tiene una misión integral para proteger la paz, con un fuerte énfasis en los derechos humanos además del control de armas y otros asuntos de seguridad militar. La organización es más conocida por el público por su papel en el seguimiento de las elecciones.
Pero ha estado luchando en medio de una guerra real. Después de que Rusia invadiera Ucrania en febrero, la organización evacuó a su personal que trabajaba en una misión de mantenimiento de la paz en Ucrania, donde los separatistas respaldados por Moscú en el este han luchado contra las fuerzas ucranianas durante los últimos ocho años.
Tres funcionarios ucranianos siguen «detenidos ilegalmente» por las fuerzas rusas en el este de Ucrania desde abril, dijo el viernes la secretaria general de la OSCE, Helga Schmid.
Aún así, Schmid argumentó que la organización «no estaba paralizada» y dijo que estaba encontrando formas de evitar la obstrucción de Rusia, por ejemplo, utilizando un programa financiado por donantes para realizar trabajos de limpieza de minas y ayudar a los sobrevivientes de violencia sexual en Ucrania.
La ausencia notable de la conferencia fue el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, a quien se le prohibió ingresar a Polonia porque está en una lista de sanciones de la Unión Europea. Lavrov pasó 40 minutos de una conferencia de prensa en Moscú el jueves quejándose de su exclusión cuando se abrió la reunión en Lodz, Polonia.
Se espera que Macedonia del Norte asuma la presidencia de la OSCE en 2023. Bujar Osmani, el ministro de Relaciones Exteriores del país, dijo que, a pesar de todos los obstáculos, no declararía un fracaso la reunión de esta semana.
«Tuvo lugar en el contexto de una guerra total en Europa, circunstancias sin precedentes desde que se estableció esta organización», dijo Osmani, y agregó que muchos participantes acordaron que la OSCE era necesaria, especialmente ahora.
La ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, dijo que la reciente reunión de la OSCE fue vital para mostrar un frente unido contra Rusia y que la organización estaba encontrando «formas creativas» de eludir los vetos rusos.
«Por supuesto que este ha sido el año más difícil para la OSCE desde que se fundó, pero en mi opinión también ha sido el año más importante», dijo a los periodistas en Berlín el viernes después de regresar de Polonia.
La OSCE fue creada en 1975 y se convirtió en una plataforma de diálogo durante la Guerra Fría.
Algunos miembros criticaron a Polonia por prohibir a Lavrov asistir a la reunión de Lodz y expresaron su esperanza de que la presidencia de Macedonia del Norte el próximo año cree nuevas oportunidades para el diálogo dentro de la organización.
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Frank Jordans en Berlín contribuyó.
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