Al encontrarse en una situación de movilidad reducida, contar con una silla de ruedas se vuelve prácticamente indispensable, y al elegir una, pueden surgir algunas inquietudes. No todas las personas son iguales, por lo que no todas tienen las mismas necesidades, afortunadamente hay una gran variedad de sillas de ruedas preparadas para adaptarse a cualquier situación.
¿Sillas tradicionales o eléctricas?
Mientras que hace unos años sólo existía la posibilidad de acceder a una silla de ruedas tradicional, hoy en día han aparecido también las sillas eléctricas. Si bien cumplen la misma función, su mayor diferencia radica en la movilidad que ofrece cada una.
Cómodas y tradicionales
Si hablamos de una silla de ruedas común y corriente, el usuario puede trasladarse si tiene total autonomía de sus brazos y manos, y fuerza para dirigir las ruedas traseras. En estos casos, las sillas indicadas son las manuales con autopropulsión, cuyas ruedas de atrás son considerablemente más grandes, con el objetivo que de que el usuario pueda alcanzarlas. Manejarlas es cuestión de costumbre, hasta comprender el funcionamiento de la silla y la fuerza que hay que emplear para dirigirla.
De otra manera, si no pudiera manejarla por sí solo, sería otra persona la encargada de llevarla por las manijas. En esta situación, cuando el usuario no es independiente y necesita de un tercero, la silla indicada es aquella sin autopropulsión. Sus ruedas traseras son mucho más pequeñas.
Otra cuestión fundamental a considerar es si la silla es plegable o es fija. En el primer caso, resultan mucho más fáciles de transportar y especiales para casos en los que la persona deba ser habitualmente trasladada a otros lugares, como clínicas u hospitales, ya que se pueden meter en el maletero de un coche. Las fijas, por otra parte, son más livianas porque no tienen bisagras ni uniones similares, son adecuadas para el traslado dentro de un mismo sitio, pero no tan convenientes si deben ser trasladadas con regularidad.
Una opción avanzada
Una silla de ruedas eléctricas es desde hace ya unos años, una gran opción para aquellas personas que no tienen la fuerza suficiente para hacer uso de las ruedas auto-propulsables, pero que aún así requieren de autonomía para desplazarse por sí solas. Estas sillas tienen baterías de larga duración y un sistema antivuelco para evitar caídas o accidentes, convirtiéndose así en una herramienta muy segura. Son ideales para que el usuario pueda salir a la calle o dar paseos con total independencia.
Traen incorporado un pequeño control remoto, a través del cual, las personas pueden manejar con una sola mano el movimiento y la dirección de la silla. Además, por lo general suelen traer un gran respaldo, pensado para sostener cómodamente la espalda y el peso del cuerpo. Algunas de ellas también son plegables, permitiendo un fácil transporte y guardado, en el caso de necesitar apartarla para que ocupe menos espacio en los momentos en los que no se las usa.
Dependiendo de cómo esté fabricada, algunas sillas de ruedas eléctricas serán más ligeras que otras, con una construcción más delicada y de materiales menos pesados. Habitualmente, las sillas más pesadas suelen estar hechas de acero, mientras que las más livianas son fabricadas con aluminio o titanio. Otras, más modernas, están hechas de fibras de carbono para conseguir un resultado ultraligero y muy resistente.
Éste es un aspecto importante a contemplar, teniendo en cuenta qué necesidades se deben cubrir. De la misma manera, algunas sillas de ruedas traen cabecero, para que la columna pueda mantenerse correctamente erguida y que la cabeza tenga un soporte cómodo y fijo. Éstas son especiales para aquellas personas que no tienen completa movilidad de su cuerpo o que presentan lesiones en la columna.