Para que un niño desarrolle buenos hábitos de higiene dental es necesario atender a dos aspectos fundamentales: la práctica y la información correcta. La fusión de ambos aspectos permitirá que asuman el cuidado de sus dientes como una parte natural de su día a día y no como una obligación que les pueda molestar.
Asimismo, es indispensable contar con la asesoría correcta en la materia, y que muchas veces, los padres pasan por alto. Un dentista para niños siempre está preparado precisamente para conseguir que el desarrollo de una salud bucal sea efectiva y sin generar molestias, y mucho menos, crear ese sentimiento de miedo que tiende a imperar en relación con acudir a su visita.
Lo ideal es que los niños empiecen a visitar a un profesional de esta área a partir de los 3 años, cuando ya los dientes que corresponden a esta etapa de la vida, están completos. De esta forma, será posible atender cualquier problema en su fase temprana y realizar la corrección que corresponda. Además, los niños verán a su odontopediatra como alguien de ayuda para estar sanos.
El ciclo de higiene dental infantil
Buena parte de la correcta salud bucal en la vida tiene su base en la niñez, por esta razón, la ciencia se ha esforzado tanto en diseñar productos específicos para cada edad, donde se incluyen cepillos dentales, o dentífricos reducidos en flúor y con sabores agradables, entre otros. Incluso con diseños basados en sus personajes favoritos para motivar la ejecución de la actividad con mayor empatía.
Otro factor que tiene un predominio determinante en todo este proceso es la alimentación. Cuando los niños son sometidos a un consumo excesivo de azúcares refinados desde temprana edad, es mucho más probable que puedan sufrir problemas como las caries. Una alimentación equilibrada no solo influirá en su crecimiento y desarrollo, sino también, en la buena salud dental.
Cambio de dientes de leche por permanentes
Es uno de los procesos naturales que se da en la trayectoria de vida de los niños. Empieza a generarse entre los 5 y los 6 años, y en la mayoría de los casos, se desarrolla sin complicaciones. Sin embargo, cuando los dientes de leche no realizan bien el proceso y se generan daños por la salida en una mala dirección de los permanentes, la visita al odontopediatra es la única solución.
A través de un estudio personalizado, el mismo decidirá las acciones a tomar para corregir el problema y permitir que el niño sufra lo menos posible, evitando problemas futuros mayores.
Ortodoncia para niños
En relación con el punto anterior, llega el momento de entender qué es la ortodoncia para niños y cuándo es necesario aplicarla. Aunque muchos podrían considerar que gira más en torno al plano estético, la realidad es que todo tiene una vinculación directa con la salud bucal y a continuación veremos porqué.
Un niño que no es atendido al presentar problemas de desvíos en el crecimiento de sus dientes permanentes, tendrá problemas para el consumo de sus alimentos, así como se puede llegar a lastimar de forma interna en las encías y en la lengua, entre otros problemas. Inclusive, es posible que los niños lleguen a sentir dolor a la hora de realizar sus actividades normales, por una inadecuada posición para ejecutar la mordida.
Si los niños disfrutan de una correcta atención en el tema dental durante su niñez, tanto de forma cotidiana como profesional, tendrán unos mejores hábitos que le ayudarán a reducir estos problemas futuros. Después de la primera visita al odontopediatra, lo más recomendable es continuar en ciclos periódicos cada 6 meses, algo que no debería ser algo muy difícil de cumplir.